segunda-feira, 5 de janeiro de 2009

LA ORACIÓN CRISTIANA

                         LA ORACIÓN: UN YOGA CRISTIANO ?


 


 


                Don Esteban Bettencourt OSB


 


Resumen: La oración de los orientales no cristianos (Yoga, Zen, Meditación Transcendental...) es una serie de ejercicios que llevan, como ellos dicen, a la plena unión con la Divinidad, o a la fusión con la Divinidad, por la que el orante pierde su individualidad en una visión panteísta; funden en una sola realidad la Divinidad, el hombre y los seres visibiles.


 


Al contrario, la oración cristiana es un don gratuito de Dios, para el cual el hombre se dispone por la fe y por el amor; no es el hombre que mediante técnicas especiales, repetición de "mantras", etc elevase a la unión con Dios, sino que es la gracia de Dios que lo eleva de acuerdo con sus predisposiciones. Las premisas de esta concepción son monoteístas y no panteístas; Dios es el Criador , el hombre es criatura. 


 


NB: Serán aducidos algunos comentarios, fuera del texto, con el intuito de mejor encuadrar el pensamiento de los autores a nuestra realidad de oración. Entre paréntesis la numeración de llamada relativa al tópico precedente. (Theognoto)


 


                                           * * * * * * * * * *


 


La casa editora "Quadrante" publicó el libro: "Tiempo para Dios, un guia para la vida de oración" del autor Jaques Phillipe, sacerdote que se tiene dedicado al estudio de la espiritualidad. El libro trata en su primera parte de las diferencias de la oración cristiana y aquella del hinduismo, budismo, yoga, etc. Y presenta el tema bajo el titulo "La oración no es una técnica, mas una gracia". Examinaremos, a seguir, el contenido de eso capitulo. 


 


   1 La oración no es un yoga cristiano. 


 


Antes de lo más se hace necesario definir lo que es la oración. (1)


 


En la tradición católica occidental, llamamos "oración" a esa forma de rezar que consiste en ponerse uno en la presencia de Dios durante un tiempo mas o menos luengo (quince minutos, media hora...) en soledad y silencio, deseando entrar en intima unión con EL (pag 3). El orante puede hacer uso de un libro de espiritualidad, leer la "lectio divina" o no utilizar ningún recurso exterior. (2) 


 


Bueno entonces, dice Jaques Phillipe, y con razón, que la oración cristiana no es fruto de una técnica pero un don a ser acojido. En el Cristianismo no existe un conjunto de recetas o de procedimientos que bastaría aplicar para orar bien. La verdadera oración es un don que Dios concede gratuitamente, y que debemos aprender a recibir. (3)




En contrario de esta concepción, los métodos orientales así como nuestra moderna mentalidad todo pretenden reducir a técnicas, criando una falseada imagen de la oración como se fuera de un yoga cristiano. El crecimiento en la oración dependería de concentración mental y retiro interior, de técnicas de respiración apropiadas, de posiciones corporales, de la repetición de ciertas formulas... Una vez dominados correctamente esos elementos se permitiría a uno individuo tener acceso a un estado de consciencia superior. Esta visión de las cosas, subyacente a las técnicas orientales, influye por veces, en la idea que se hace de la oración y de la vida mística en el Cristianismo, de ella presentando una visión totalmente errónea. – Errónea por que se prende a métodos en los cuales el fautor preeminente es el esfuerzo humano, en cuanto que en el Cristianismo todo es don de Dios.




Efectivamente, en la concepción oriental tratase de una actividad que depende esencialmente del hombre y de sus capacidades. Por lo contrario, en el Cristianismo, aun que se exija una cierta actividad del hombre (presdisposiciones para recibir la gracia) toda la edificación de la vida de oración reposa en la iniciativa de Dios y en Su Gracia (pag 6s). (4)




Se fuera la vida de oración una cuestión de técnica habrían personas capaces de orar contemplativamente y otras no. Es verdad que hay quien tenga mayor capacidad de introspección, y de íntimamente cultivar bellos pensamientos, pero eso no es importante. Se respondieramos fielmente a la gracia divina, en conformidad con nuestra personalidad, nuestros dones y flaquezas, todos seremos capaces de una vida de oración muy profunda. El llamado a la oración, a la vida mística, a la unión con Dios en ella, es tan universal como el invito a la santidad porque una cosa no existe sin la otra. No hay absolutamente nadie excluido. No es a una elite escogida, mas a todos sin distinción, que Jesús dirige la palabra cuando dice: “Orad en todo el tiempo”. (Lc 21,36)




Aun mas. Se la vida de oración no es una técnica que debemos dominar. mas una gracia que debemos acojer, un don que viene de Dios, el que mas importa no es hablar de métodos ni recetas, pero conocer las condiciones que nos permitan recibir este don. Con otras palabras: “lo que nos asegura el progreso en la vida de oración y nos permite de ella tener frutos, no es tanto el método que se adopta para orar, sino que las disposiciones interiores con que nos acercamos de la oración y por ella caminamos”.  Nuestra tarea mayor es hacer esfuerzo para adquirir, cultivar y profundizar esas buenas disposiciones del corazón. Lo mas será obra de Dios. (pg 9s) (5)




¿ Y cuales serian esas disposiciones interiores ?




2 Disposiciones interiores.




Jacques Phillipe enumera las cuatro que siguen:




2.1 Fe y confianza, las bases de la oración.




La fe presenta dos aspectos en cuanto a la oración:




2.1.1 Fe en la presencia de Dios




Cuando nos disponemos a hacer oración debemos creer, con todo el alma, que Dios se haz presente entre nosotros. Sin depender de lo que posamos sentir o no sentir, de nuestra capacidad de cultivar buenos pensamientos, Dios está cerca de nosotros, mira nos y nos ama. Sean cuales fueran nuestras dificuldades o resistencias, debemos creer con firmeza que todos sin excepción – sabios o ignorantes, justos o pecadores, personas equilibradas o profundamente heridas – son llamados a la vida de oración, en la cual Dios se comunica con nosotros. El mismo Dios dará a todos las gracias necesarias para que perseveren en la oración.

 

2.1.2 Fe en la fecundidad de la vida de oración




Aun dice Jacques Phillipe




Mismo que nos venga la impresión... de que la vida de oración es estéril, de que nos repetimos siempre el mismo paso, de que hacer oración nada cambia en nuestra vida... no hay que desanimar mas permanecer convencidos que Dios cumplirá Su promesa: “Pide y recibirás...” (Lc 11,9s), Quien persevera confiante recibirá infinitamente más de lo que osa pedir o esperar. (pag 13)

 

2.2  Fidelidad y perseveranza

 


Aquellos que adentran el camino de la oración se deben proponer a la fidelidad. “Mas valle una oración pobre, pero regular y fiel, de que unos momentos sublimes mas episódicos. Es la fidelidad que permite alcanzar la maravillosa fecundidad de la vida de oración” (pag 13).

 

  2.3  Humildad y pobreza de corazón



“La humildad consiste en que el cristiano acepte su pobreza radical, poniendo toda su confianza en Dios. El cristiano humilde acepta no ser nada, por que Dios es todo para el... En la oración es imposible huir de esa experiencia de pobreza. Es verdad que uno hará, muchas veces, la experiencia de la ternura de Dios, pero lo que mas se revelará, frecuentemente, será su miseria, su incapacidad de orar, sus distracciones, las heridas guardadas en su memoria y imaginación, el recuerdo de sus faltas y fracasos... El hombre busca miles justificativas para huir de un Dios que revela a el su nada radical, pues que en ultimo caso, se recusa a reconocer que es pobre y frágil.




El humilde persevera en la vida de oración, sin jactancia, sin tener cuenta de si mismo... Pone toda su confianza en Dios y no en sus fuerzas; jamas desanima y esto es al fin, lo que mas importa.” (pag 16s)




“Sin vida de oración no hay santidad. “Quien huye de la oración, huye de todo lo que es bueno”, nos dice San Juan de la Cruz... Sin ella, es imposible avanzar espiritualmente”.




Y se puede objetar que Dios nos concede la gracia santificante por medio de los sacramentos... Es verdad, pero sin vida de oración, los mismos sacramentos ya teran su eficacia reducida, porque les faltará la tierra buena para recibirlos. (pag 13s) (6)




2.4 Tener tiempo para Dios




Ahora, Phillipe considera una frecuente ponderación: “Bien que yo quisiera hacer oración. Pero no tengo tiempo”. Y contesta:




“ El problema es saber que cosas son mas valiosas en nuestras vidas. Nunca se ha visto uno morir de hambre por que no tiene tiempo para comer. Siempre encuentra un tiempo – mejor hablando – lo procura para hacer lo que es vital. Antes de decir que no tenemos tiempo, preguntemos sobre nuestra jerarquía de valores, sobre las cosas que son, realmente, prioritarias para nosotros”. (pag 14)




El autor considera aun otra objeción: “No pudimos dar a Dios el tiempo robado a los hombres”. Y nos responde: “ El tiempo que compartimos con Dios, no es robado a los hombres. La experiencia de vida nos muestra que es entre personas de intensa oración que se encuentra el amor mas atento, mas delicado, mas desinteresado, mas capaz de consolar y reconfortar”. (pag 22s) (7)




Hay también quien diga: “Yo rezo trabajando. La mía oración es mi trabajo.” A eso el autor responde en las pagina 24 y siguientes:




“Tenemos que ser realistas. No es tan fácil quedarnos unidos a Dios cuando estamos buceados en nuestras ocupaciones diarias. Por el contrario, tendemos naturalmente a nos dejar absorver totalmente por las cosas que estamos haciendo. Necesitamos de una anterior reeducación del corazón y el medio mas seguro para eso es la fidelidad a la oración. Sin eso espacio de tiempo gratuito, el amor tiende a sofocar se en corto periodo de tiempo”. (8)




Mas una alegación viene al caso: “La oración me parece algo maravilloso, pero solo rezo cuando me veo impelido a hacerlo. Orar cuando no me interesa o se no me gusta seria una falta de sinceridad, una hipocrisia. Haré oración cuando tuviere voluntad para eso”. Contesta J. Phillipe:




“Se vamos a esperar que tengamos voluntad para orar, quizás tengamos que esperar hasta el día del Juicio Final. La inclinación de nuestra voluntad es algo que cambia a menudo. Es Dios quien nos invita a rezar: "Orad sin desfallecer" (Lc 18,1). La fe es que nos debe dirigir y no un estado de alma subjetivo. La espontaneidad es un valor a procurar, mas ni siempre esta dirigida para el bien; tiene necesidad de ser sanada y purificada". (pg 24s)

 

El autor considera aun otra dificultad que conduce a renunciar a la oración: "Estoy cansado y con dolor de cabeza". Responde:

 

La oración comienza por el intelecto, busca ver y entender, mas no puede quedarse solo en la inteligencia; tiene que pasar para el corazón, alcanzando el amor provocado por el conocimiento de Dios y de Su Providencia. Considérese el siguiente episodio de la vida de Santa Tereza de Lisieux:

 

Poco antes de fallecer, cuando estaba acostada y muy doliente, su hermana (carnal) - Madre Inez - entró a su cuarto y le preguntó: "En que piensas? No pienso en nada, no lo puedo; sufro en demasía, entonces rezo". "Y que cosa dices a Jesús?" Tereza respondió: "Nada le digo, solo Lo amo!".

 

Termina Phillipe: "Esta es la oración mas pobre, pero la mas profunda; un simple acto de amor para allá  de todas las palabras, de todos los pensamientos. Debemos tender a esa simplicidad. La nuestra oración no debería ser otra que esta... sin una sucesión de atos diversos, un solo y simple acto de amor." (pg 51) (9)

 

Concluyendo

 

El libro de Jacques Phillipe es fecundo en inspiraciones para alimentar una autentica vida de oración.

 

(Extraído de la Revista Pergunte e Responderemos - año XLIX - n 547 - enero de 2008)

 

COMENTARIOS "AD HOC"

 

(1)  El autor nos parece desear referenciar en este texto a un particular aspecto de la oración. Sin embargo, lo que permanece explicito alcanza  el sentido mas amplio de ella. En efecto, el fenómeno de "comunicarse uno con Dios" constituye la misma esencia de la ADORACIÓN (ad + orare) y es independiente de métodos empleados o lenguas escogidas. Hay dos o mas interlocutores pero una acción única de comunicación, ordenada y asumida por Dios mismo. Por eso la oración llega hasta a no utilizar palabras o modelos. Estos son útiles para una acción didáctica de formación de adoradores y para la actividad práctica de evangelización.

 

(2)  Jacques Phillipe denota , en este paso, querer tratar de la oración individual considerando plena liberación de las amarras y restricciones a que nos conducen ciertas prácticas usuales en las oraciones comunitarias. El mismo Cristo nos ha enseñado dos maneras claras de orar:  la oración particular (que hacemos a puertas cerradas) y aquella otra comunitaria (como rezaban en el Cenáculo) A esta ultima prometió Su particular atención al se reunieren dos o mas en Su nombre. Para esta ultima modalidad es necesario un contenido ya establecido a fin de que los mas simples y humildes se posan beneficiar del conocimiento y experiencia de los mas asiduos a la oración. En eses dos casos, sin embargo, no se excluye la efectiva participación de la voluntad individual y del afecto del corazón, Sin estas predisposiciones se termina por esterilizar todo el proceso de comunicación con el Todo Poderoso.

 

(3)  "No es por mucho hablar que serán atendidos" (Mt 6,7). La énfasis que el autor quiere poner en esta pasaje es la gratuidad del llamado de Dios a nosotros para que "conversemos" con El. El dialogo se inicia por acción divina y cuando a El nos abrimos, lo hacemos por aceptar la gracia que nos es concedida. No teniendo el Señor necesidad alguna de nosotros, un solo centavo que sea, (que pueda aumentar Su Gloria) nos llama para nuestro beneficio y por puro Amor a Su criatura. Y, en este coloquio, nada mejor que dejar que hable el corazón.

 

(4)  Hay una tendencia en algunos círculos de oración católicos (?) de prestigiar y importar estos modismos orientales. Con todo el respecto que nos puedan merecer la fe y las practicas de estos hermanos de otros credos, tales costumbres tienden ya a una peligrosa aproximación herética. Queda bien claro, - en el párrafo enfocado, - la diametral oposición entre la oración cristiana y esas otras prácticas. En ellas se pretende una visión panteísta en la cual el hombre es participante de la esencia de un dios cósmico y, por tal razón, lo puede moldar a su gusto. En nuestra fe, somos criaturas de un Dios amoroso que Se complace en"conversar" con nosotros, personalmente.

 

(5)  Es, precisamente, el envolvimiento, en el acto de adoración, de los dos pilares que hacen del hombre imagen  y semejanza de Dios. Por la fe Dios se nos revela como fuente del conocimiento total (gnose) y por don Suyo "somos capaces racionalmente" de entender (inteligere) las cosas que nos El nos haz conocer. Ya por el libre arbitrio podemos "elegir" espontáneamente aceptar las verdades conocidas. De esa manera haciendo, en respuesta a Su invitación, estamos abiertos a la oración. Desde ahí, entonces, Dios asume y opera la conducción del dialogo. 

 

(6)  No se haz necesario enfatizar la coherente opción de una oración humilde. Basta recordar la parábola del fariseo y del publican (Lc 19, 9-14). El orgullo, según los relatos bíblicos, esta siempre situado como fulcro de desordenes y pecado. Las dos grandes caídas, relatadas en el Libro Sagrado, tuvieran su "Leit Motif" en la orgullosa presunción de los atores en ellas participantes (Ap 12 7-9 e Gen 3). Cuanto a los sacramentos, señales sensibles y eficaces de la Gracia, ajen por su fuerza propia (ex opera operatus). Sin embargo, como ocurre a todo don divino, no violentan nuestra libertad de escoger. Se los recibimos con fe y con la predisposición requerida, manifestaran su infinita eficacia, generando frutos abundantes, como la semilla que cayó en tierra fértil.

 

(7)  Basta considerar el ejemplo reciente de Madre Tereza de Calcutá.

 

(8)  Parece nos bien claro el mensaje del autor. No se diga, sin embargo, que no es posible hallar tiempo para Dios. Cuando nos ordena orar sin cesar, como en Lc 18, 1-8, Jesús quiere resaltar que, para allá de aquellas ocasiones en que nuestra integral atención se vuelve para Dios, debemos hacer de todas las actividades - mismo las materialmente triviales - oportunidades de oración. Bastaría, de pleno corazón, todo hacer por amor a Dios. 

 

(9)  Con el ejemplo de la Santa niña de las Rosas, se cierran todas las fuentes de dudas. Entonces pudimos concluir que la esencia de la oración cristiana es el "Charitas Dei". San Pablo, de manera magistral ya lo afirma a nosotros en su epístola I Corintios (I Cor 13).

 

Post scriptum

 

Es oportuno rememorar aquí, lo que los místicos católicos enseñan a respecto del perfeccionamiento de esta ligación con Dios. La oración que así es entendida y conducida a sus fines, termina por establecer un ello firme de Amor entre Dios y Su criatura humana. Y dicen que son tres las fases de esta evolución espiritual:

a) Fase purgativa - camino en lo cual el orante anda, haciendo la introspección de sus faltas y defectos para irse de ellos se desapegando y limpiando;

b) Fase iluminativa - en la cual el alma cristiano se va permitiendo penetrar cada vez mas por actitudes siempre mas perfectas (luminosas) en su comportamiento frente a Dios, como que olvidando se de si misma, para concentrar se en las perfecciones del Infinitamente Bello;

c) Fase unitiva - que va tornando realidad que nos acomodemos, de manera cada vez mas absorbente, a la voluntad de Dios, buscando ser un con El. (nuestro objetivo escatológico).

 

En resumen, estos pasos configurarían un esquema mental de oración que pudriríamos definir como la búsqueda del Santo (Dios)  (Theognoto)

 

 





 


 


 


 


         


 






domingo, 1 de junho de 2008


TERÇO EUCARÍSTICO

(Adoração ao Santíssimo Sacramento)


Invocações iniciais


DIR + ASS

Sinal da cruz + Credo + Pai nosso + 3 Ave Maria + Glória


Primeiro mistério


CANTO

Deus de Amor nós Te adoramos neste Sacramento

Corpo e sangue que fizeste nosso alimento;

És um Deus escondido, vivo e vencedor

A Teus pés depositamos todo nosso amor.


DIR: Contemplemos como Jesus Cristo, Cordeiro Pascal que deu Sua vida por nós, instituiu o Santíssimo Sacramento da Eucaristia como memorial de Sua Paixão e Morte! – Ninguém toma a minha vida, Eu a entrego livremente!


TODOS: Pai Nosso ...

DIR: - Graças e louvores se dêem a todo o momento

ASS: - Ao Santíssimo e Diviníssimo Sacramento

(Repetir 10 vezes a jaculatória)

DIR: - Glória ao Pai ...

ASS: - Como era ...


Segundo mistério


CANTO

Meus pecados redimiste sobre a Tua cruz

Com Teu Corpo e com Teu Sangue, ó senhor Jesus.

Sobre nossos altares, vítima sem par

Teu divino sacrifício vens atualizar.


DIR: Contemplemos como Jesus Cristo, que nos enviou o Espírito Santo Consolador, instituiu o Santíssimo Sacramento da Eucaristia para permanecer conosco todo o tempo de nossa vida ! – “Eu estarei para sempre convosco até o fim dos tempos !”


TODOS: Pai nosso ...

Etc ...


Terceiro mistério


CANTO

No Calvário se escondia Tua Divindade

Mas aqui também se esconde Tua Humanidade

Creio em ambas e peço como o bom ladrão

No Teu Reino eternamente Tua salvação.

DIR: Contemplemos como Jesus Cristo que celebrou a Páscoa definitiva na Nova e Eterna Aliança, instituiu o Santíssimo Sacramento da Eucaristia para perpetuar o Seu Sacrifício, sobre o altar, por nós, até o fim do mundo! – “Fazei isto em memória de Mim!”


TODOS: Pai nosso ...

Etc ...


Quarto mistério


CANTO

Creio em Ti ressuscitado mais que São Tomé

Mas aumenta em minha alma o poder fé.

Guarda minha esperança. Faz crescer meu amor.

Creio em Ti ressuscitado, meu Deus e Senhor.

DIR: Contemplamos como Jesus Cristo, Pão da Vida Eterna, instituiu o Santíssimo Sacramento da Eucaristia para fazer-se comida e bebida para nossa alma. – “Minha carne é verdadeira comida, Meu sangue é verdadeira bebida!”


TODOS: Pai nosso ...

Etc ...



Quinto mistério


CANTO

Ó Jesus que nesta vida pela fé eu vejo

Realiza eu Te suplico este meu desejo:

Ver-te enfim, face a face, meu Divino Amigo;

Lá no Céu eternamente ser feliz conTigo.



DIR: Contemplamos como Jesus Cristo que venceu a morte pela Ressurreição, instituiu o Santíssimo Sacramento da Eucaristia, para visitar-nos no momento de nossa morte e levar-nos ao Paraíso. – “Quem come Minha Carne e bebe o Meu Sangue tem a Vida Eterna!”


ASS : Pai Nosso ...

Etc ...





CANTO FINAL


Meu Deus eu creio, adoro, espero e amo-Vos

Sim eu Creio porque sois Onipotente.

Em Vossa lei eu quero caminhar

E seguir-Vos em tudo fielmente.

REFRÃO


E pelos infelizes que não crêem

Nem Vos adoram, meu Jesus clemente,

Nem esperam por Vós e nem Vos amam

Eu Vos peço perdão humildemente;

E pelos infelizes que não crêem

Eu Vos peço perdão humildemente.

REFRÃO


Meu Deus eu creio, adoro, espero e amo-Vos

E Vos quero adorar perenemente

Conforta-me Senhor e me extasia

Esta Vossa grandeza aurifulgente


REFRÃO


Meu Deus eu creio, adoro, espero e amo-Vos

Sim espero Divino Padecente.

E não me enganareis que sois meu Pai;

Vossa mesma Bondade o não consente.

REFRÃO


Meu Deus eu creio, adoro, espero e amo-Vos

Sim Vos amo com um amor ardente.

E neste Amor eu ouso esperar

Que em Vós repousarei eternamente.


REFRÃO



LAUDETUR IESU CHRISTE !


PER OMNIA SAECULA SAECULORUM


domingo, 11 de maio de 2008

CASAMENTO OU MATRIMÔNIO (IV)


Theognoto


Aqui chegamos, pois, a um espaço de reflexão. Que de prático podemos concluir do que atrás foi exposto? A qual ética devemos aderir? Faz-se, como consequência esperada, necessário e imperioso definir o comportamento do casal face às realidades conjugais do dia a dia. Amenizemos o tom doutrinal deste tema apreciando, à guisa de jocosa parábola, uma colocação assaz interessante.

Algures e em tempo ido um virtuoso confessor perguntou a uma jovem casadoira que tipo de relacionamento pretendia ela no trato familiar; se a um, a dois ou a três? Confusa a jovem inquiria-se assustada: Como podem as relações de um casal ser encaradas tão somente a um? E mais perplexa ainda cogitava sobre o que significava, na boca do sacerdote, “uma relação a três”; estaria o padre insinuando um descabido triângulo amoroso?

Com a suavidade adquirida em longa e servidora vida o reverendo, tomando uma batata e três palitos, concretizou a mensagem. Espetando no tubérculo um único espeque tentou em vão apoia-lo sobre ele, de maneira estável. Impossível, sempre caía. Cravou mais um palito na batata e retomou a experiência. Por fugazes momentos o conjunto ensaiava um equilíbrio precário, mas sempre tombava. Por fim, com o auxílio do terceiro cravo e habilidosa manipulação, pode atingir seu objetivo.

Explicando pacientemente disse então. Viste aqui, minha filha, os três tipos de relacionamento a que me referi. Quando um dos parceiros, de maneira prepotente e dominadora, assume o centro das atenções familiares temos a relação a UM. De fato, para ele, sua palavra é lei inconteste e impositiva; jamais terão assim o equilíbrio de vida procurado. Já quando os DOIS tentam um “jogo de cintura” tão só no âmbito social e mundano, concordem embora em quase tudo, não logram situações duradouras; e o perigo dos desencontros e descaminhos acaba conduzindo à falência do contrato social.

Por fim, quando os cônjuges (os dois primeiros “palitos”) assumem a necessidade da ajuda de um “tertius” (o terceiro palito) e o elegem como ponto de apoio, podem alcançar o tão desejado êxito. É a relação a TRÊS.

E qual seria este último? Lembra-te de que o laço sagrado da união entre homem e mulher é o “jugo” divino. Emparelhados sob a mesma “canga” necessitam de um “operador do arado” que saiba estimulá-los adequadamente no esforço conjunto a modo de que resulte efetivo. É, podes agora compreende-lo, Jesus Cristo este “tertius” operante.

Não se fazendo conscientes de tal fato, os esposos cairão fatalmente nos engodos de uma vida sibarita e prazerosa, onde os atrativos sociais de fama, prestigio, poder e sexo facilmente os desviarão do verdadeiro sentido do Matrimônio.


Estas as considerações que julguei oportunas, ora que te preparas para o passo decisivo de tua vida, cara amiga.

Deus esteja contigo, agora e sempre. E que o manto da Mãe e Virgem te envolva em seu amplexo de Amor para que, em tudo, seja o Senhor sempre louvado.



ADMG

CASAMENTO OU MATRIMÔNIO (III)

Theognoto


Adentremos as consequências das definições expostas para que entendamos a profundidade e a largueza (parodiando o Apóstolo das Gentes) deste dom magnífico que é o Matrimônio.

Da realidade de uma vida buscando servir à prole e em comparação com a escolha dos “eunucos da fé” por uma adesão indivisa a Cristo, os nubentes fazem, ao assumir o compromisso matrimonial, uma opção de compartilhamento. Não menos significativa que a do celibato reveste-se ela de uma complementaridade efetiva e fecunda.

De fato, nas relações e “múnus” conjugais percebe-se objetivamente uma divisão de atribuições que, embora não exclusiva, define os encargos dos esposos. Teríamos, assim, o Patrimônio e o Matrimônio. Por Patrimônio (múnus do pai) queremos entender aquela gama de “obrigações” (ou deveres de estado) que competem mais diretamente ao homem tais como o suporte material da família, sua guarda e proteção. E não apenas isto mas, ainda, a figuração ideal de um modelo de virtude a respaldar o esforço doméstico na educação da prole. É como enfatiza o padre Zezinho em conhecida música: “que o homem traga nos ombros a graça de um pai”.

Quanto ao Matrimônio, como bem se pode inferir, é o múnus, por excelência, da mãe; de tão importante chega a qualificar lingüisticamente o próprio sacramento. Com efeito, é o papel da mulher, neste contexto monogâmico, o mais relevante e oneroso; sendo ela a protagonista maior de toda uma saga amorosa e cheia de sacrifícios. Gesta o filho por nove longos meses; dá-lo à luz entre dores e alegrias; vela por seu desenvolvimento físico e por sua educação integral (em especial a religiosa) e detém as rédeas da tranquilidade doméstica.

Por tais aspectos constitui-se no trunfo maior para uma família bem sucedida. Se um homem mal preparado para a vida conjugal pode causar sérios danos a sua família, uma mulher destituída de adequada formação moral e espiritual causará, indiscutivelmente, uma catástrofe. Não foi por acidente que Jesus quis e pode prescindir de um genitor carnal (embora seu pai putativo fosse um modelo de “justiça”), mas não dispensou o seio puríssimo da Virgem. Maria, a Mãe da Divina Graça, aparece no Evangelho personificando a encarnação daquela mulher virtuosa citada no Antigo Testamento como a glória do esposo. Ela que guardava e meditava as coisas do Cristo em seu coração, ensinando aprendia e servindo reinava.

É assim que bem se justifica a santa união entre homem e mulher como um real Matrimônio, para desconforto intelectual de tantos “machistas” que pretendem fazer da figura do homem o centro e o cume de todo relacionamento social.

Não que queiramos, aqui e agora, enfatizar além do realmente válido o papel materno nesta relação do casal. Visto que é um consórcio complementar, requer um esforço de integração de ações todas elas voltadas àquela unidade de uma só carne. E isto só será conseguido na vivência de um puro e límpido amor desconfigurado dos precários valores mundanos e voltado para o Amor de Deus. Não se pode dar azo a uma falaciosa dicotomia (tão a gosto de certos profetas do igualitarismo) homem-mulher; antes seja proposta uma dualidade humana, como do plano divino inicial.

E isto nos levará, a seguir, à abordagem de alguns conceitos comportamentais de suma importância na vida matrimonial.


(segue no módulo IV)

CASAMENTO OU MATRIMÔNIO (II)


Theognoto


Vamos, agora, a um aprofundamento do tema proposto. Para um casal cristão católico, a união de um homem com uma mulher já vai além do meramente material. De fato, no plano divino da Criação, os seres humanos são guindados a uma condição que transcende o simples caráter biológico de nossa animalidade.

Ao criar o ser humano, Deus o fez homem e mulher. E na destinação prevista por Ele, viu que “não era bom que Adão permanecesse sozinho”. Querendo dar-lhe companhia lê-se (no poético relato do Gênesis) que somente a mulher lhe era condizente em dignidade. Carne de sua carne e osso de seus ossos. À mãe dos viventes estaria destinada a uma missão ratificada já desde muito no “crescei e multiplicai-vos”.

Estava, assim, instituído o sacramento primevo (proto-sacramento) cuja significação maior Cristo viria a sublimar em suas controvérsias legais com os mestres de Israel. E sacramento, sim, por ser um sinal sensível e eficaz da Graça (como ensina a Mãe Igreja). Tangível pelos sentidos (quando da união das mãos e a troca dos anéis simbólicos) e eficaz pela presença do Senhor entre os que se entregam, voluntariamente, a uma vida de doação e amor.

Como ensina o Teólogo (São Tomás de Aquino) a matéria deste sacramento consiste na união mutuamente consentida dos nubentes e a forma do mesmo é caracterizada no sim dos noivos. Vemos daí que os ministros de tal sacramento são os próprios esposos. O sacerdote, presidindo a cerimônia; a presença da comunidade cristã afirmam o “placet” da Igreja, tão somente.

Agora esta união que Cristo quer indissolúvel quando afirma que, a partir de então, serão “uma só carne” abrange não apenas o caráter sexual reprodutivo mas imerge no plano da Graça. De fato não apenas pelo DNA comum aos descendentes, mas acima de tudo, pela indissolubilidade do ato, os cônjuges vão viver uma “unidade” de comportamento sócio religioso. A mesma palavra, cônjuges, por sua raiz etimológica exprime a realidade de uma dependência mútua. Pois que o “jugo” (canga como as que prendem dois bois num mesmo arado) traduz esta necessidade de vivência integrada entre os participantes de um mesmo ato de amor.

Esta realidade unívoca de um casal completa-se na prole chamada, agora, a integrar este corpo único até que assumindo, cada um, sua mesma vocação, escolha seu próprio desiderato.

É esta integração a base sobre a qual se vai construir a pedra de toque de uma sociedade bem organizada a ter na família sua célula fundamental.

Vê-se, assim, que o conceito puramente sócio humano de casamento deixa a desejar no complexo contexto de uma relação humano-divina entre esposos. O mero contrato social, falível e limitado, deverá dar lugar a uma união estável e prenhe de valores transcendentes. Com efeito, o caráter sacramental do Matrimônio vem conferir aos esposos direitos e responsabilidades acima do que exige a lei dos homens.

Ensina-nos o Magistério da Igreja que a finalidade do Matrimônio pode-se resumir em dois aspectos complementares: a) procriar filhos não somente para a sociedade humana, mas prioritariamente, para a Igreja (vassalos do Reino Eterno); b) permitir aos cônjuges o bem estar da relação, garantindo a realização psicossomática do casal, objetivando a destinação final à santidade. Por tal, o estímulo sexual aí presente, será fundamento de um puro amor “Eros” sublimado no “Charitas Dei”.

(segue no módulo III)


CASAMENTO OU MATRIMÔNIO (I)

Theognoto


A multi secular sabedoria que assoma das páginas do Livro Sagrado, quando adequadamente interpretada sua leitura, é fonte de preciosos ensinamentos. A par da mensagem fundamental de um Deus Criador e da lógica inferência de Seu majestoso Poder e amorosa atividade (permanente), ressalta notável a Perfeição do Artista supremo.

Não apenas a excelência do criado, mas ainda, a finalidade do Ato criador e a ordenada manutenção de toda criação revelam à saciedade aspectos de causa e efeito na obra divina. Assim, a fecundidade prodigiosa das espécies e seu evolver progressivo causam espanto às inteligências menos argutas e geram, não raramente, perplexidade e dúvidas.

Chamemos a atenção para este ponto de vista, fundamental no plano complexo da Criação: a finalidade maior da busca do Fim Supremo. De fato, tudo se ordena para a consecução do objetivo final que poderíamos assinalar com o binômio Deus – Homem.

Definida a espécie humana, pelo Criador mesmo, como Sua obra prima (já que conjecturada na atemporalidade de Deus como Sua imagem e semelhança), representará ela o ponto dominante da obra criadora. Tudo o mais nos parece girar em volta desse objetivo traçado ao Homem e para ele ordenado. A mesma atividade reprodutiva, comum a todos enquanto animais, alcança no ser racional uma dimensão transcendente.

Nas espécies bi sexuadas esta união (transitória ou permanente no contexto temporal) caracteriza-se pela conjuminação do par gerador. A tal fato, emoldurado pelos “ritos” e aparatos próprios a cada uma delas, chamamos de modo comum acasalamento. Tal proceder, resumido satisfatoriamente no plano material, resulta incompleto e falho no ser humano.

Sendo a Criação (como de resto toda a atividade divina) um ato de Amor, à obra maior dessa Criação reserva-se uma expressão mais ampla desse Amor (Charitas) que define a Santíssima Trindade. O ato natural procriativo, pelo “sopro” vivificador (o “ruach” dos antigos semitas) será, agora, guindado a uma dignidade transcendente. O evolver contínuo de tudo o criado, progressiva e ordenadamente, busca atingir o modelo pré-estabelecido.


Atingimos, então, um fulcro de transição importante. Aquela simples atividade "aeasaladora” não mais basta à nova situação evolvente. Persistindo, embora, como substrato material, não assegura, contudo, a consecução do objetivo previsto. Faz-se mister seja ela transposta a um nível mais elevado. Será, agora, escalonada a uma união mais completa onde o material se vai sublimar numa “conjugação” de atos e valores espirituais, emocionais e volitivos que ultrapassam o simples “comportamental animalesco”.

Em nossa sociedade, dia a dia mais afastada do divino e extremamente “animalizada”, o conceito básico de família vem perdendo esta visão transcendente. O termo CASAMENTO ( que etimologicamente diríamos como: manutenção - mento - do casal procriativo ) traz atualmente uma conotação predominantemente sexual, suavizada por uns tantos critérios sócio-econômicos que prendem a relação do par (será ainda um par?) a um convencional ato de interesses pessoais. Por tudo o que foi exposto até agora veremos que a visão cristã da prática da vida “divisa” comporta algo maior e mais sublime.

(segue no módulo II)



sábado, 10 de maio de 2008

Wedding or Matrimony (IV)

Theognoto

Here we arrive, therefore, to a reflection space. What practice lesson can we take of that was exposed behind ? For which ethics we should choose? It will be necessary, as consequence expected, to define the behavior of the husbands face to the daily matrimonial realities. Let us soften the doctrinal tone of this theme appreciating, to the mode of humorous parable, a placement enough interesting.

Somewhere and times ago, a virtuous confessor asked a youth bride that kind of relationship she intended in the family behavior; if only ONE, if between TWO or if with THREE participants? Confused the girl wondered afraid: how can the relationships of a couple be understood with only one participant? And still more perplexed she cogitated on the meaning, in the priest's mouth, of the statement "a relationship including three actors"? Would, the old religious man, be insinuating an improper loving triangle?

Noticing the hesitation in her face, and with rare softness acquired in long and server years, the reverend, taking a potato and three toothpicks, states explicitly the message. Spiting in the potato only one thorn he tryed in vain to maintain it firmly on the table only supported in the pick. It was impossible. It always fell. He nailed one more thorn and retook the experience; this time, for fleeting moments, the set rehearsed a precarious balance, but it always tumbled. Finally, with the aid of the third spike and after skilled manipulation, he can reach the objective.

Explaining patiently he said then. You saw here, my daughter, the three relationships types I referred. When one of the partners, in a predominant and absorbent way, assumes the center of the attentions in the family, we have the relationship of only ONE. He (she) thinks that his (her) word are uncontested law and it is imposed in an authoritarian way. The two actors don't have, like this, the life balance sought. But, when they try a "love dribble" in the social and mundane ambit, although they agree in almost everything, they won't achieve durable situations; the danger of disagreements and misconduct ends up leading them to the bankruptcy of the social contract. It would be like this a relationship only among the TWO. Finally, when the spouses (the first two picks) assume the need of the help of a "tertius" (the third toothpick) and choose "this pick" like point of support, they get to reach the wanted success. It is the relationship in THREE.

And which would this support be? Remember that the sacred bow of the union between a man and a woman is the divine "yoke". Matched under the same "weight" they need a "plow operator" that knows how to stimulate them appropriately - in the united effort - so that it results effective. It is, now you can understand, Jesus Christ this effective "tertius". If they aren't conscious of such fact , the husbands will fall, unfortunately, in the allure of a sybarite and pleased life; where the social attractions of fame, power and sex , easily will divert them of the true meaning of the Matrimony.

And, with a blessing, he finished with judicious words: these are the advices that I judge opportune to give to you , now that you get ready for the decisive step of your life, my daughter. God be always with you. And that the Virgin Mother's mantle involves you in Her Love shield, so that the Lord be praised in all the doings that you undertake.

AMDG